Por: Mauricio Cartes y Matías Fuentealba
El proyecto de la Carretera Hídrica, iniciativa impulsada por la Corporación Reguemos Chile, presidida por el empresario agroindustrial Juan Sutil (actual presidente de la CPC), consiste en una red de canales cuya longitud sumada es superior a los 3000 km, y por lo tanto, hay que tener a la vista el cruce de la obra con cauces menores y mayores. Se cruzarían más de 10 cauces importantes, entre los que se destacan el Cachapoal, Maipo, y Aconcagua, como también más de 100 cauces de menor tamaño. Según el diseño de la obra (MOP, 2019), el primer tramo del canal permitiría transportar 117.73 m3/s en una longitud de 40 km (WSP, 2019), cuyo volumen del flujo alcanzaría los 2.6 Millones de metros cúbicos (Mill.m3)
Cuando se construyen obras civiles, el diseño de ingeniería busca disminuir el riesgo de falla. A mayor tamaño de la obra, el riesgo de falla aumenta, por cuanto podría afectar a un mayor número de personas. Es así como por ejemplo, un embalse importante cuya altura supere los 50 o 100 m, debe incluir una obra que permita la descarga de grandes caudales que pudiesen generarse durante la vida útil del embalse, y con esto asegurar que no falle. Esta obra es denominada aliviadero de crecidas y su diseño considera la peor tormenta que pueda generarse para un periodo de retorno de 1000 o 10 mil años. ¿Por qué se piensa en una tormenta así? Si falla el embalse, es decir, el muro se rompe, y se encuentra parcialmente lleno, es probable que baje una ola de agua, barro y rocas que destruyan todo a su paso, generando un aluvión hacia aguas abajo. Por ejemplo, si sucediera el rompimiento del embalse El Yeso, no solo se destruirían obras a su paso como la planta de aguas Las Vizcachas, dejando sin agua a más de 5 millones de habitantes, sino que además, es probable que muera un número importante de personas que viven próximos a la ribera del río Maipo.
¿Qué es el período de retorno? El período de retorno es llamado también período de recurrencia, siendo un concepto complejo de explicar, incluso para los que trabajan periódicamente con él. Técnicamente, corresponde al tiempo esperado o al tiempo medio entre sucesos independientes, sobre un determinado umbral. De esta manera, un suceso que ocurre todos los años, es muy recurrente y se asocia a que tiene “período de retorno pequeño”, mientras que un suceso inesperado, es poco o nada recurrente y se le asocia un “período de retorno grande”. Por ejemplo, una crecida recurrente es aquella para la cual un estero puede ser cruzado a pie y cuya profundidad sea inferior a 0.5 m, o bajo las rodillas. Este tipo de crecidas podría ser clasificado con un período de retorno «pequeño» entre 2 o 5 años. Si el estero crece y no es posible cruzarlo a pie, dado que el agua llega sobre las rodillas y la velocidad es muy alta, tal que pueda arrastrar río abajo, se está en una condición poco recurrente y se le asocia un período de retorno «grande» que podría estar entre 25 o 50 años. Este ejemplo sencillo se aplica a quebradas o esteros pequeños. Ríos importantes, pueden alcanzar profundidades sobre los 2 m en crecidas de 100 años de período de retorno.
¿Se imagina el rompimiento de alguno de los canales de la Carretera Hídrica, por ejemplo a la altura de la RM?, o ¿En alguna quebrada menor, que cruce un lugar poblado, aguas abajo de la obra? ¿Cuáles podrían ser las posibles causas? Y ¿Cuáles las posibles consecuencias?
Ni siquiera se imagine lo que podría ocurrir. Para que tenga algunos ejemplos del país considere el siguiente: el rompimiento del evacuador de crecidas de la central Chacayes (ubicada en la comuna de Machalí, región del Libertador Bernardo O´Higgins) el año 2016, generó una descarga en la quebrada El Tinajon, cuyo caudal fácilmente superó los 90 m3/s, mientras que el caudal de 100 años de período de retorno para esta quebrada en el punto del siniestro es de 112 m3/s, vale decir, fácilmente se superó el caudal de 50 años de período de retorno. Si el cauce de evacuación hubiese sido de menor tamaño, tal vez la crecida hubiese alcanzado los 500 o 1000 años de periodo de retorno sobre dicho cauce (a menor tamaño de cauce, e igual caudal evacuado desde obra externa, el período de retorno crece, y por lo tanto, el peligro es mayor). El problema es que este caudal se produjo sin aviso de las precipitaciones que muchas veces alertan de manera indirecta a las personas que cruzan o vadean el cauce natural. ¿Usted cree que hubo demanda del Estado por este siniestro o siquiera denuncia al SEIA? Adivine.
Otro ejemplo comparable con el anterior corresponde al aluvión de la Quebrada de Macul el año 1993, donde hubo 8 desaparecidos y la pérdida de 26 vidas humanas (CIGIDEN, 2020), el que llegó a alcanzar un caudal de 47.5 m3/s (Vargas, X., 1999), superior a 50 años de período de retorno, y un volumen del flujo superior a los 0.7 Mill.m3 (Garrido, N. y Sepúlveda, S., 2012). Según la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN, 2020): “El aluvión siguió el cauce de la quebrada, destruyendo todo asentamiento alrededor de ella. Provocando, además, el desborde de los canales San Carlos y Las Perdices, aumentando, de paso, el volumen del Zanjón de la Aguada que inundó las poblaciones aledañas”.
Para la carretera hídrica, una vez roto el muro del canal y suponiendo que se levanta una alerta tal que se cierra la compuerta de entrada, el volumen del flujo posible de generarse superaría los 2 Mill.m3, los cuales bajarían desde el sector de la rotura. Si el tiempo de alerta de los involucrados logra informar a la población antes de las 3 horas, resulta hasta tardío dada la magnitud del evento, tanto en intensidad como en poder destructivo. Por esta razón, sería prudente que una carretera hídrica incluya obras de mitigación que en el caso mínimo considere BARRERAS DINÁMICAS AGUAS ABAJO DE CADA CRUCE DE QUEBRADA, AUNQUE MÁS IMPORTANTE SERÍA LA IMPLEMENTACIÓN DE TRANQUES DE CONTROL ALUVIONAL como los construidos en la quebrada Farellones, en la ciudad de Antofagasta, por la DOH (2017). Estas obras de mitigación deben ser construidas en cada quebrada que sea cruzada por la carretera hídrica. Para ello tener a la vista que solo 0.7 Mill.m3 pudo generar el desastre ocurrido el año 1993.
En el mejor de los casos, la falla se genera justo en un cauce importante y el agua llega al mar en unas pocas horas sin mucho impacto, dado que dicho cauce tiene capacidad de transporte para caudales mayores. Pero si el rompimiento ocurre en una pequeña quebrada, dicha quebrada se comportará de manera diferente, asumiendo una crecida nunca antes vista por ella, como por ejemplo la de 500, 1000 o 10 mil años, generando un aluvión o tal vez un flujo detrítico, borrando todo lo que encuentre a su paso hasta llegar a un cauce mayor que tenga la capacidad de transporte. Debido al largo de una carretera hídrica desde el Biobío al norte del país, un proyecto de esta envergadura atravesaría variados ecosistemas que responderían de forma distinta al impacto producido por una falla. Por ejemplo, de producirse una falla cercana a un río, se produciría un aumento en el caudal y sedimentos que este arrastraría por varios kilómetros provocando daño en la calidad de agua y ecosistemas circundantes. Caso distinto sería de provocarse cercano a un lago, embalse o humedal, los cuáles podrían almacenar cierta cantidad del agua recibida por un tiempo específico para cada caso. Una falla cercana a bosques, zonas rurales o semiáridas tendría impactos completamente distintos a los mencionados anteriormente, difíciles de predecir y cuantificar.
Además de evaluar las consecuencias en varios ecosistemas que podrían tener una eventual falla en una carretera hídrica, un gran número comunidades se verán afectadas por la construcción de esta, esto producto que la obra cruza una importante red de cauces naturales, activos y no activos, y si bien la falla se podría generar en una de ellas, no se tiene certeza de cuál comunidad podría ser afectada. Para evitar futuros problemas durante la construcción y funcionamiento, es necesario que un proyecto como este cuente con la participación de las comunidades que se verán afectadas por la construcción in situ, como también con las que se verían afectadas de provocarse una falla. Teniendo en cuenta todos los ecosistemas y comunidades que atravesaría una carretera hídrica, de la envergadura que se esta discutiendo en estos momentos, evaluar todas las medidas de mitigación necesarias para evitar el desastre que provocaría una falla sería un problema de ingeniería complejo.
Para abordar otro punto de vista podríamos preguntarnos: ¿Necesitamos una carretera hídrica? O más específicamente: ¿Quién necesita una carretera hídrica? ¿Para qué es “necesario” mover agua a través de 3000 km…?
BIBLIOGRAFÍA
- BCN, 2020. Sitio web: http://www.cbn.cl/sitio4/noticias/4011-25-anos-del-aluvion-de-la-quebrada-de-macul.html
- CIGIDEN, 2020. Sitio web: https://www.cigiden.cl/proyecto-de-investigacion-explora-la-memoria-local-del-aluvion-que-afecto-la-quebrada-de-macul-en-1993/
- Garrido, N. y Sepúlveda, S., 2012. Peligro de flujos de detritos en Quebrada de Macul, Región Metropolitana y propuestas de medidas de mitigación. Congreso Geológico Chileno, 13o, Antofagasta, Chile, 05-09 Agosto 2012, pp.1015-1017
- SEAI, 2020. Central Hidroeléctrica Chacayes. Sitio web: https://seia.sea.gob.cl/expediente/ficha/fichaPrincipal.php?modo=normal&id_expediente=2191072
- Sitio web: www.arys.cl (Chacayes Spillways)
- Sitio web: http://en.spicoi.com/Latestxnews/149.html
- Vargas, X., 1999. Corrientes de detritos en la Quebrada de Macul, Chile. Estudio de caudales máximos. Ingeniería del agua vol. 6, No. 4, pp. 245-248.
- WSP, 2019. Estudio de Ingeniería para el Desarrollo de una Iniciativa Privada del Proyecto de Carretera Hídrica como Herramienta Productiva y de Gestión de los Recursos Hídricos. Memoria descriptiva.