Manifiesto respecto al momento constituyente Chile 2020
ONG CODECIAM
Febrero de 2020
La prolongada crisis social que llevó a Chile al estallido del 18 de octubre de 2019, ha mantenido a los y las habitantes de este territorio denominado Chile en una actitud deliberante, rebelde, repensándose a sí misma y proyectando nuevas maneras de vivir y relacionarse entre las personas, y entre las personas y la naturaleza. Aparecen un sinnúmero de banderas de lucha exigiendo una serie de demandas sociales fundamentales para alcanzar la dignidad. Dentro de estas demandas resuenan un conjunto de ideas que tienen una base común, la relación persona naturaleza, demandas como “la protección del medio ambiente”, el “fin al extractivismo”, la “recuperación de nuestros recursos”, “la desprivatización del agua”, entre otras. Como organización tenemos la convicción de que todas estas demandas solo pueden ser alcanzadas mediante un proceso largo y complejo, que parte con un cambio constitucional que sepulte la constitución vigente impuesta por la dictadura de Pinochet. Esta nueva constitución debe ser capaz de albergar toda la diversidad de los pueblos y la complejidad de los ecosistemas que coexistimos en el territorio chileno, y sentar las bases para que una nueva sociedad nazca y construya un futuro distinto al que venimos conociendo. Como ONG CODECIAM hemos querido aportar a la discusión mediante este manifiesto, donde nos permitimos soñar qué elementos debemos instalar para construir una sociedad digna para todas y todos.
1.- Otros modelos económicos son necesarios. Reconocemos el modelo económico neoliberal – extractivista como el causante de la crisis social y ecológica que vive la humanidad. Creemos que mantener o profundizar este modelo económico pone en peligro la continuidad de la civilización dada la brutal y descontrolada afectación a los ecosistemas.
Un nuevo modelo debe partir del conocimiento generado desde los pueblos originarios y la ciencia, por lo que reconocer que vivimos en un planeta finito, donde el uso de los diversos servicios que nos proveen los ecosistemas debe limitarse a las necesidades básicas de las personas, pudiendo así alcanzarse un equilibrio entre la naturaleza y la especie humana.
2.- Es necesario dar reconocimiento constitucional a la naturaleza. Eso nos permitirá dar una protección más efectiva a los ecosistemas y especies amenazadas, entregando mecanismos jurídicos nuevos y más potentes que los que ya conocemos. Vemos en el poder de veto (⅔) impuesto por el “acuerdo por la paz” un gran peligro para que esto sea posible. Si el veto deja fuera la protección constitucional de la naturaleza, será una gran derrota ya que esta quedará en manos de leyes ordinarias, que permitirán un constante cambio de reglas del juego dependiendo del gobierno de turno, lo que a nuestro juicio- puede ser un escenario aún peor que el que se vive en el Chile actual.
3.- Es necesario dar reconocimiento constitucional a la propiedad común y a los derechos comunes. La urbanidad a escala humana, la espiritualidad, los bienes comunes y la comunión entre personas deben ser reconocida y protegida. Vemos en los derechos comunes la base de una sociedad justa y armónica.
4.- Reconocimiento constitucional a todas las etnias y nacionalidades que cohabitamos en la geografía chilena. Los pueblos con sus saberes ancestrales han sabido preservar una relación sana y reciproca con la naturaleza. Sus enseñanzas y sus prácticas son indispensables para pensar el Chile de mañana.
5.- Asamblea constituyente debe ser el mecanismo para la elaboración de una constitución verdaderamente democrática. Creemos que la sociedad civil no solo es capaz, si no que tiene el deber de pensar cuáles serán los lineamientos que regirán su futuro. Por lo tanto, el mecanismo para elaborar la nueva constitución debe tener una representación de las bases sociales, organizaciones que día a día viven la labor de construir una sociedad nueva. Para asegurar la probidad y la representatividad del proceso creemos que el mecanismo debe restringir o bien excluir por completo a los partidos políticos, quienes han dado más que sobradas señales de que son incapaces de tener una mirada imparcial y desinteresada. La Asamblea debe estar constituida en su 100% de personas de todas las etnias y nacionalidades que convivimos en Chile, electos mediante un mecanismo de elección directa.
Vemos en un proceso constituyente una posibilidad de cambiar las reglas que rigen nuestras vidas y dictaminan el destino del orden natural. Quizás el pueblo chileno pueda tener la oportunidad de reconciliarse con la naturaleza que tan generosamente la ha albergado durante generaciones y al mismo tiempo asegurar la subsistencia de las generaciones futuras. Sin embargo, entendemos las limitantes de este proceso, y en ese sentido, seguiremos trabajando por aportar en los procesos de recuperación de derechos para el pueblo y transformación del modelo extractivista.